Las áreas costeras son algunos de los ecosistemas más productivos y biológicamente más diversos en el planeta. Áreas como los humedales, manglares, estuarios y arrecifes coralinos soportan no sólo una enorme variedad de vida, sino también son el punto de partida de las principales cadenas de alimento oceánicas, y tienen un papel del “nursery” para muchas especies. Así, son esenciales para el mantenimiento de la biodiversidad marina en el sistema oceánico total. Los ecosistemas costeros también proporcionan una gama de servicios que benefician a la gente en todo el mundo: como un hábitat (la mayoría de las ciudades grandes están establecidas en la costa), ayuda a reponer las pesquerías, atrae el turismo y otros negocios, y actúan como filtros naturales de las aguas residuales. Han demostrado actuar como barreras naturales contra la erosión, pero también contra tormentas y tsunamis violentos.
Es esencial conservar un océano limpio para preservar los recursos vivos del mar, la salud del hombre (evitar los problemas de enfermedad ligados al bañarse o al consumo del alimento marino), y preservarlos tiene valor económico y social (recursos vivos para consumo, ventajas ligadas al turismo y otros pasatiempos, contienen los costos ligados a problemas sanitarios, a problemas sociales vinculados al desempleo después de un derrame de petróleo por ejemplo…)
Los océanos regulan el equilibrio mundial del clima terrestre: absorben calor y lo redistribuyen alrededor del mundo por medio de las corrientes y de la interacción con la atmósfera. También absorben los gases y gran cantidad de CO2, que causa la modificación química del agua por acidificación. Es esencial en la regulación del cambio climático, hoy los océanos están profundamente afectados por él. El flujo de las principales corrientes, una de las fuerzas impulsoras de los océanos, puede cambiar
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